(como lo afirman ciertos comentaristas). David había despreciado toda la riqueza del reino que Dios le había dado, por el solo deseo de tener a Betsabé; por esto se añade que si su riqueza había sido poco para David, Dios le hubiese dado más cosas. David poseía todo lo que una persona pudiera desear, más especial que todo era la seguridad de la aprobación divina, la confirmación divina que Dios había declarado a David; sin embargo, David había despreciado toda esa bendición, por satisfacer un deseo
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